27 octubre, 2015

Una estrella Michelin que no entusiasma: Les Climats en París





Si uno se anima a probar algunos restaurantes étoilés (que ha recibido estrellas Michelin), bien vale ir a los menús de mediodía que, aunque suelen ser más sencillos, a  veces es la única forma de poder probarlos, porque los precios son más módicos. El de dos platos, 36 euros, el de tres, 42. Así me acerqué a Les Climats, cerca  del Museo de Orsay.




El restaurante es grande, era un antiguo bistró chic de los años cuarenta, con vitrales art noveau, lujoso, con una decoración a trozos hermosa y por otro un tanto pomposa, pero parece funcionar. Sin dudas comer en butacas de terciopelo es muy confortable. Tiene un jardín de invierno acristalado que da a una terraza con jardín.




La atención es justa, por momentos algo deficiente. La bodega de vinos es la más grande que he visto en mi vida, son paredones y paredones tapizados de cavas. La carta de vinos es un libro de bodega, 210 viñedos, con 1200 referencias, y solo tienen borgoñas. Es como ver un cachito del cielo en la tierra.




Pasamos al menú más económico, sin postre, solo el primer plato y segundo (por dios, en París hay cientos de pastelerías que pueden hacernos llegar al cielo). De los dos primero que ofrecía ese día la carta, probamos la gambas con en una pasta de aguacate y fruta de la pasión, con crocante con sabor marino. El otro, jamón de cerdo negro de Gascone en una cama de espuma.







De segundo rodaballo salvaje, escalfado a fuego lento, en salsa verde untuosa con verduras.



Como veredicto, celebro la originalidad de los platos, la frescura, lo vistoso y bien presentados, pero creo que le falta magia, todo estaba bien sin llegar a sentir emoción alguna, más allá del hermoso entorno, el bueno vino y de sus hermosos platos. Sin duda, algo decepcionante, con una relación calidad precio, que resulta algo inflada. Mejor reservar si se quiere conseguir una mesa, aunque el restaurante es grande.



Les Climats
41, Rue de Lille
75007 París
Teléf.: +33 0 158 62 10 08







20 octubre, 2015

El de Alberto, una buena sorpresa en la Coruña



Situado en el barrio Monte Alto el restaurante El de Alberto propone una cocina con base gallega pero que se atreve a modernizar, cuidando su presentación e intentando sabores singulares. La decoración es sobria, con toque modernos, de tonos claros, con madera y bastante agradable en su sencillez. La atención es excelente, camareros muy profesionales que conocen bien el oficio y hacen que la experiencia de comer sea aún mejor.

Vieras en caldo de champiñón.

De primero probamos las zamburiñas gratinadas que no levantaron gran entusiasmo, pero sí las vieras en caldo de champiñón, con puré de apionabo, levemente pasadas por la plancha. De segundos una merluza con tartar de verduras, deliciosa y ligera combinación de sabores y el solomillo de ternera gallega con foie, realmente especial, tanto por la calidad de la carne como por su salsa consistente lo justo y más que gustosa.

Merluza acompañada de tartar de verduras.


Solomillo de ternera gallega con foie.


De beber, tomamos un vino Valdeorras de crianza, excelente, Douro do Volo, y para terminar, de postre, una magnífica esfera de chocolate. El restaurante tiene una inmejorable calidad precio, con una media de 17 euros para los platos principales. Una magnífica sorpresa que hay que recomendar. Suele estar bastante lleno, así que es mejor reservar.


Esfera de chocolate.



El de Alberto
Calle Ángel Rebollo, 18
15002 A Coruña
España
Teléf.: +34 981 907 411







13 octubre, 2015

Un homenaje a los sentidos: Le Garriane en Perpiñán

Gambitas, champiñones minúsculos y coliflor púrpura.

El restaurante tiene una decoración simple, nada de mimos ni lujos, pero aún así, resulta agradable. La atención es la justa, y aconsejan muy bien en cuanto a vinos (tomamos un vino de la región: Les Mathouans Lledoner Pelut, 2013). Tiene una carta enorme y muy bien escogida.



 En contraste, su propuesta ofrece un menú cerrado de nueve platos, que no se sabe de antemano y que no se suele explicar demasiado, así que hay que adivinar, muchas veces. Todo el menú resulta copioso, hay que ir con hambre, porque la verdad las raciones pueden llegar a ser muy generosas si sumamos todos los platos. Sin duda su chef, de origen australiano, apuesta por la originalidad, el cuidado con la puesta en escena de sus platos, el riesgo, pero sin olvidar la calidad de las materias primas, y eso lo celebro.

Flor de calabaza rellena de calamares y calabacín, 
bañada con una salsa de pimientos


Coincido con muchas opiniones que leí en Tripadvisor, que quizá los platos principales no sean lo mejor de la propuesta (lo que no quiere decir que estén mal), pero sin duda resultan más comunes que el resto de los platos, haciendo un poco irregular el menú pero, sin duda alguna, bien vale la pena degustarlo.



De primero, gambitas con coliflor púrpura, champiñoncitos con toques de alioli y ¿aceite de oliva aromatizado a la naranja? Es un sabor que recuerdo de Palermo. Segundo plato, judías verdes asadas, con huevo de codorniz, huevas de pescado, cebollino en jugo de crustáceos. De tercero, flor de calabacín rellena de calamares y calabacín, bañada en una salsa de pimientos rojos salpicado de pimienta de espelette. Le sigue, un abadejo (cercano al bacalao) con una piel muy crocante, verduras y pesto.




Y el homenaje no se detiene, un quinto plato, carne con rábano, en una cama de judías Coco de Paimpol. El plato, aunque gustoso, el tipo de carne resulta un tanto dura.  Seguimos con el primer postre, un sorbete casero, con frutas, mascarpone de vainilla, salpicado con sal negra. Al que le sigue un sorbete de frutas del bosque, coronada con una tuille de chocolate. Ambos, deliciosos.







Sin duda, sin reserva es imposible comer allí. El menú cerrado (cena) tiene un módico precio de 40 euros. No tiene página web. Excelente relación calidad precio.


Restaurante Le Garriane
15, Rue Valette
Perpiñán 66000
Francia
Teléf.: +33 468 67 07 44









07 octubre, 2015

Casa Marcelo en Santiago de Compostela



El restaurante de tapas bar Casa Marcelo fusiona la gastronomía gallega con toques asiáticos. Lo cual es una estupenda idea para variar un poco cuando uno está de viaje por esas tierras. Su decoración es agradable, con toques industriales y rústicos, íntima y acogedora.


Gilda de sardinas.


El restaurante solo cuenta con una barra frente a los cocineros y una gran mesa en la que se comparte con el resto de los comensales. Idea que encuentro simpática y que permite la interacción con los otros si a uno le apetece, aunque resulta bastante incómodo estar sentado un buen rato en taburetes. La atención es irregular, un tanto extraña. Y se nota que los camareros no están muy preparados para recomendar vinos. Y como intentan ser modernos, solo se cuenta con unos cubierto endebles de madera y no hay servilletas, para mí resulta un horror.




En cuanto a lo culinario, se puede decir en general que no está mal, pero es bastante decepcionante, si atendemos a la fama que le precede, y viendo que los precios no se corresponden con la calidad de lo que ofrecen. Tomamos una Gilda de sardinas, que se puede decir que estaban correctas, luego, unas navajas en escabeche de lima, ricas, sin más, pero escasa la ración (¡sale a 12, 95 euros, es decir  a 6 euros y pico cada navaja!).



Luego pedimos una mezcla de dim-sum de cachucha y gambas y shao-mae de chorizo criollo, que la verdad nos gustó, original sabor y frescas, aunque las dim-sum estaban un poco pasadas de vapor.



Quizá lo más decepcionante fue el satay de cerdo ibérico, pepino agridulce y tomate, muy soso, sin ninguna chispa.


Lo mejor fue el temaki especial de atún, con un buen arroz de sushi de base, atún macerado y coronado con y algas, aunque la ración resulta microscópica.

De postre, sigo pensando que no es el fuerte de los restaurantes españoles en general. Pero se podía comer su tarta al whisky y su milhoja.





No hay sorpresa ni momentos especiales, cuanto mucho, se llega a comer algunas cosas que están bien y a veces agradable, pero los precios no se corresponden para nada con lo que ofrecen. Realmente si se va con hambre hay que gastarse al menos unos 50 euros y no sé si con el vino. Al ser tan pequeño y famoso recomiendo reservar. Quizá si tuviera una mejor relación calidad precio, sería recomendable a pesar de no ser una maravilla.


Casa Marcelo 
Rua Hortas
Santiago de Compostela
A Coruña, España
15705
Teléf.: 981 558 580